domingo, 29 de mayo de 2011

El victimista

Lewis Hamilton ha sido sancionado por dos veces en el GP de Mónaco, celebrado ayer domingo. Dos sanciones justas, ya que el británico arriesgó mucho en sus adelantamientos, infringiendo las normas de la Fórmula 1. Todos los que seguidores de la Fórmula 1 saben como pilota el inglés, siendo muy agresivo, apurando muchos los huecos y bloqueando en excesivas ocasiones los frenos. Y si arriesgas en demasía, alguna vez las consecuencias de ello llegarán. En ocasiones, Hamilton ha perdido carreras, puntos e incluso un mundial por ser demasiado agresivo, pero parece ser que el inglés no aprende. Y no solo eso. La autocrítica es algo que no va con Hamilton, ya que siempre suele echar la culpa a otras personas. En esta ocasión ha ido más allá. Ha justificado sus sanciones diciendo que lo han hecho 'porque él es negro'. Hamilton ha usado un tema un tanto delicado como es el racismo en el deporte para exculparse de los motivos de su sanción. En la pista es unos de los mejores del mundo, pero fuera de ella demuestra que le falta mucho para ser uno de los grandes mitos de la Fórmula 1, ya que lo primero que se debe hacer para ser recordado por los aficionados del deporte en general y del motor en particular, es reconocer tus propios errores cuando los cometes.

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